Desde muy joven se enamoró de la samba por influencia de su padre, Oswaldo dos Santos, antiguo cantante de samba en la escuela Camisa Verde e Branco, situada en uno de los barrios considerados cuna de la samba en São Paulo, Barra Funda. Creció entre círculos musicales en el patio trasero de la casa de su abuela materna Amélia, en el barrio de Vila Madalena, visitas a la corte de Camisa Verde, reuniones de primos con guitarras y acordeones en el interior de São Paulo, los cantos litúrgicos de la Iglesia católica, las fiestas populares y sus repertorios de junio, canciones de congado, canciones de los reyes, escuchando discos de los grandes de la música brasileña y sobre todo del jazz americano.
Amante de Alcione, Ella Fitzgerald, Chet Baker, Emilio Santiago, Elizeth Cardoso, Milton Nascimento, Leny Andrade y muchos otros, Cozza se acercó a las artes de forma objetiva y más intensa a los 19 años, cuando ingresó en la Universidad Libre de Música Tom Jobim, hoy Emesp, iniciando sus estudios y despertando también su interés por el teatro, la danza y la práctica vocal. Su primer contacto profesional fue con la cantante paranaense Jane Duboc, con quien trabajó durante un año en el grupo vocal NovElla (1996/1997).
En 1999, surgió la primera oportunidad de grabar su voz como solista. La invitación le llegó del compositor paulista Eduardo Gudin, con quien Cozza trabajó en la segunda formación del grupo vocal Notícias dum Brasil, grabando el álbum Pra tirar o chapéu.
En 2023, Cozza completó 25 años de carrera, celebrando 9 álbumes, tres DVD, el libro de poemas Álbum Duplo (Pedra, Papel, Tesoura), dos títulos del Premio de la Música Brasileña (2013 - Mejor Cantante de Samba; 2018 - Mejor Álbum en Lengua Extranjera por ¡Ay, amor!), el lanzamiento del álbum Urucungo en homenaje a Nei Lopes.